Sin duda el MEDUCA hace grandes esfuerzos por capacitar a los docentes, pero desafortunadamente (por no decir desgraciadamente) una y otra vez, durante estos tres últimos años hemos visto como la prisa de nuestro actual gobierno por "Innovar"; o por otro lado la premura de la misma ministra de educación por "Hacer cambios tajantes en educación", ya que no le puedo decir modernizar, los llevó por el sendero tortuoso del ensayo y el error.
Entre otras cosas, hemos pasado una y otra vez por facilitadores flacamente preparados, por la moda de las competencias, por la originalidad de usar tres taxonomías de verbos para objetivos y contenidos diferentes, y al parecer piensan que a este saco, como cualquier moda, le cabe a todos, y a todo tipo de educación y en todo nivel.
Todos estos cambios, sin una real evaluación, no servirán de nada. Los docentes no hemos visto un informe real y científico de los resultados de la transformación curricular; la excusa: "Los cambios toman tiempos", pero me pregunto: ¿no pudieron esperar ese tiempo, cuando se abocaron a implementar en más de 50 centros educativos la "Transformación Curricular", misma que debió ser puesta en experimento, dotando a todos estos colegios de los recursos (tanto humanos y materiales), así como los insumos didácticos (programas y planes). Les recuerdo, primero se toma una muestra representativa de colegios y cuando esta muestra representativa cumple el ciclo (Desde séptimo hasta el décimo segundo grado), es que podemos sacar conclusiones fidedignas y certeras y se pueden hacer los ajustes necesarios, para la implementación a nivel nacional de la nueva Transformación.
Hemos perdido grandes oportunidades de formación con estos seminarios, máximo porque nuestros docentes sí quieren ser formados y adecuarse a los nuevos tiempos, en educación no podemos actuar como se hace con el resto del país, acelerando las obras. Todo esto me lleva a pensar que todavía necesitamos en la educación nacional los pensadores, los que en serio reflexionen, buscando una filosofía propia de la educación panameña, sin forzar etapas, hemos prescindido de lo que los místicos llaman "la mirada interior".