INVOCACIÓN RELIGIOSA
3 DE NOVIEMBRE DE 2012
COLEGIO SAN AGUSTÍN
Bendito seas, Dios
nuestro, porque nos has dado una patria, una nación y una tierra. Bendícela con
tu misericordia.
EVANGELIO
Yo les voy a dar el
Reino como mi Padre me lo dio a mí.
Del santo Evangelio
según san Lucas: 22, 24-30
En aquel tiempo, los discípulos se
pusieron a discutir sobre cuál de ellos debería ser considerado como el más
importante. Jesús les dijo: “Los reyes de los paganos los dominan, y los que
ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Pero ustedes no hagan eso,
sino todo lo contrario: que el mayor entre ustedes actúe como si fuera el menor,
y el que gobierna, como si fuera un servidor. Porque, ¿quién vale más, el que está
a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que es el que está a la mesa? Pues yo estoy
en medio de ustedes como el que sirve. Ustedes han perseverado conmigo en mis
pruebas, y yo les voy a dar el Reino, como mi Padre me lo dio a mí, para que
coman y beban a mi mesa en el Reino, y se siente cada uno en un trono, para
juzgar a las doce tribus de Israel”.
Palabra del Señor.
Hace 109 años en la mente de nuestros próceres se
soñó con un proyecto de nación.
Fueron las injusticias, la falta de paz y la pobreza
lo que obligó a un puñado de hombres y mujeres a penar en una patria nueva. Las
naciones poderosas se sirvieron de nuestra situación: fuimos de España, nos
unimos a Colombia, y aunque a veces no lo queramos aceptar colonia Norte
Americana.
En nosotros se aplicó lo que nos dice el Evangelio: Los gobernantes de las naciones nos dominan, y los que
ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores.
Lastimosamente volvemos sufrir los
vicios del pasado, nuestros gobernantes durante más de cien años de vida
republicana no han entendido que el poder se ejerce en el servicio y que su
meta es hacer un proyecto de nación donde todos caminemos a la patria celestial
En
estos momentos de la vida de nuestro país, te invitamos nuevamente a poner a
nuestra Patria en las manos de Quien mejor sabe lo que necesitamos:
Señor Jesús, tú que guías sabiamente
la historia de las naciones,
escucha nuestra súplica.
En nuestra Patria nuestros idiomas se confunden
como en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
y no sabemos ser hermanos,
y el odio siembra más miedo y más muerte.
la historia de las naciones,
escucha nuestra súplica.
En nuestra Patria nuestros idiomas se confunden
como en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
y no sabemos ser hermanos,
y el odio siembra más miedo y más muerte.
Enséñanos a construir un país nuevo
como fruto de la Verdad, de la Justicia y el amor
como fruto de la Verdad, de la Justicia y el amor
Que nuestra meta sea la paz
En un proyecto de nación que abrace a
todos.
Mueve nuestros corazones,
en una estado de abundancia,
que pretende ignorar la pobreza
que emborracha, paraliza y mata
para que no seamos indiferentes
ante el dolor de nuestros hermanos.
Ilumina a nuestros gobernantes:
Que administren pensando en el bien
común
Que legislen sin buscar privilegios
Que apliquen la ley de manera justa para
todos.
Protege a las familias,
a nuestros niños, adolescentes y
jóvenes,
a nuestros pueblos y comunidades.
Que como discípulos misioneros tuyos,
ciudadanos responsables,
sepamos ser promotores de una nación más
justa,
para que en ti, nuestro pueblo tenga
vida digna.
Venga a nosotros el Reino del Amor,
y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros
hasta el fin de los tiempos.
Amén.
Sergio Castillo